Un amigo que ha recorrido mi camino a mi lado, de mi mano desde que comencé a andar, a veces turbulento... a veces en calma.
Un amigo sabio, reflexivo, prudente, cariñoso, amable, profundo, investigador, compañero, consejero, fiel, leal... De esos que no te dejan caer si te tropiezas o te dan la mano al borde del abismo del que sí te caes tú, él va detrás.
Un minuto, una hora, un día, una semana o unos años le amo, le adoro, me entrego a él en cuerpo y alma pero llega un momento en el que le odio, me siento traicionada, dolida y le echo de mi lado. Pero no se va, nunca se va. Se queda observando a lo lejos, esperando para regresar cuando mis manos le llaman a modo de auxilio, cuando estoy preparada para volver a caminar a su lado y aprender una nueva lección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario